QUÉ EL PODER DE LAS DONAS TE ACOMPAÑEN

martes, 9 de febrero de 2010

CUENTO DE TERROR

En esta ocasión les traigo literatura. Este cuento ya lo tenia en mente, sin embargo debo decir que no es fácil un cuento de terror con una temática, o más que tópico, diria yo mezcla que para muchos es esperada, incluso hasta molesta: la del amor-terror. Pero quiero darle un enfoque, tal vez no nuevo, pero si diferente. les presento acontinuación le texto.

LOS OJOS DE LA PALOMA
De Eduardo Paz.


El viento frío de una mañana de enero, del siglo de Don Maximiliano de Habsburgo, soplaba en el pueblo de Santa Ana. En la ventana de la casa de los Carreto se refugiaba una paloma que con su cucurrucucu llamaba al débil rayo del sol que pegaba en el lado opuesto de la ventana: en la pared donde se encontraban los rosales y la buganvilia, el sol ya estaba muy fuerte. Al abrir los ojos, se dio cuenta de que era una mañana esplendida, se puso el mañanitas, la bata de seda y organza en finas tiras y las pantuflas que había comprado en París antes de venirse a vivir a lo que ella llamaba la América de Bonaparte, y bajaba al salonn en que había varios tapetes comprados en su viaje por Marruecos y Egipto que colgaban de las paredes de adobe encaladas para dar calor, también se encontraban una mesita que estaba un jarrón Ming que su padre compró en un comercio chino recientemente instalado en la Rue du Faubourg-St Honor, donde siempre compraba sus vestidos junto con sus primas a las que tuvo que abandonar, cuando cayó su padre en la bancarrota debido a una mala inversión; los muebles del chambre como los sillones y el centro y las vitrinas en las que se albergaban la vajilla y algunas copas de cristal y el delicioso un piano de cola que habían adquirido de unos parientes que se dedicaban a la ebanistería desde hace mucho tiempo, fueron el único patrimonio que pudieron salvar de aquella desesperada venta. Para lograr levantarse tuvieron la necesidad de cambiar de domicilio y venir con el primer contingente de franceses que compartirían el reinado de los Habsburgo, sin embargo su bajo rango social los confinó a un poblado de Puebla olvidado de Dios. La servidumbre y familia sabían que al sonar la dulce partitura de Minute waltz debían levantarse; la primera para prepara el desayuno y las segundas para que las varillas del corsé les ciñera la cintura y su cabello se ensortijará aún más con los enchinadores de concha rubia en ambas mujeres de la casa. Los pedales se mantenían tibios por el calor de la alfombra. El movimiento de las teclas del piano al igual que el picoteo de la paloma en el cristal se acompasaban casi en el final -Mademoiselle, la mademoiselle Diana pregunta por usted, está en la puerta - Trayendo la bandeja con el chocolate - Hazla pasar, está haciendo mucho frío afuera - se niega, dijo que era urgente, ya que se va de viaje a la ciudad de México y no puede retrasarse - Me estás asustando Claudín. Ve, prepara mi vestido imperio y capa de bi... - Pero mademoiselle ese vestido es sólo para los veranos - Por eso te estoy pidiendo la capa. Corre que no hay tiempo, en un momento subo - la criada se fue y Erendira regreso a las teclas para terminar la pieza. Entonces la paloma alzo su estruendoso vuelo. La sirvienta la llamó para que subiera y se arreglará.

Bajó lo más pronto posible abrigada con un chal de bolita, cuando se dirigía a la puerta, notó que había un sobre incrustado en las maderas. Lo tomó y pudo notar el nerviosismo de la manuscrita en la que había sido redactado, más que la prisa, pareciera que estaba afectada por algo que la abrumaba.

Estimada amiga.

Lamento el no poderte esperar, ya que mi viaje a la ciudad de México no puede demorarse más, debido a un acontecimiento que me ha ocurrido en estos últimos días, que no sé explicar: recibí una terrible noticia, que no dudo te afecte, pues es más a ti a la que afecta. Muy pronto nos volveremos a ver, sin embargo debo contarte algo que no doy fe de lo que he escuchado, pero ya te enteraras por boca de la gente de que se trata. Verdaderamente, lamento lo que ha ocurrido. No puedo creerlo, apenas lo vi hace unos días cuando iba a traer la pastura, hasta me saludó. Fue un terrible accidente. Por lo que me han contado, iba en la carreta rumbo al puente que lleva Tlatenango, los caballos empezaron a desbocarse desde la capilla de la virgen. Ya sabes lo que cuentan sobre ese pequeño puente y lo que se aparece debajo, creo que eso fue lo que espantó a los caballos. Cuando llegó al puente los caballos se irguieron en dos patas, provocando que todo se fuera para atrás ¡Ay Dios, qué muerte tan horrible! Dicen los que lo auxiliaron que el biengo estaba incrustado en el pecho y la guadaña en su ojo izquierdo y los caballos se fueron con todo y carreta y los encontraron totalmente muertos del espanto, con las quijadas dislocadas y las pesuñas ensangrentadas, cerca de los terrenos de Santo Domingo. Con sólo escribir esa escena se me han alterado los nervios que ya no me es posible seguir escribiendo.
Prometo escribirte cuando esté más restablecida, pero como ya lo he dicho antes no tardarán en llamar a tu puerta.
Me despido muy alterada y con lágrimas de no poder estar a tu lado cuando más necesitas de una compañía solidaria.

Atentamente.
Diana.

Cuando terminó de leer y doblar la hoja, su madre ya estaba a su lado y se la llevo al comedor que se encontraba cerca de la cocina que habían construido al estilo colonial, con sus fogones redondos y con los incontables jarritos que formaban la palabra "viva la France! el comedor tenia un rico mantel deshilachado que Erendira confeccionó, al igual las servilletas y las flores de seda que mezclaba con las naturales en el florero, donde se retrataba a una joven pareja de enamorados bajo un llorón sentados al cobijo de su sombra y de los palomos que remataban la escena, para lograr ese aire de pintura. La charola de los panes ya estaba en la mesa y Claudín traía el chocolate en las tazas de porcelana china. Mientras el aire en la calle de la Palma levantaba la nube de polvo que una cola de raso de seda negra provocaba al desplazarse para llegar a la casa de los Carreto. - Mamá, vino Diana hace un momento - ¿Tan temprano? - tomando el chocolate con pequeños sorbidos - es bastante extraño que viniera a estas horas - Se va a Mexico - ¿Pero cómo, así sin más, sin despedirse? ¿te dijo el motivo por el cuál se iba? - Creo que está alterada por algo que sucedio y que me relata en su carta - dejame verla - sorbió otro poco de chocolate - ¡Dios mio pero qué muerte tan espantosa! Debe estar bastante alterada por la noticia, pero lo que no me explico es por qué tu deberias la más afectada de un campesino - francamente yo tampoco... Los huecos sonidos de la aldaba cortaron la conversación. La sirvienta abrió la puerta y contempló una solida sombra fantasmal de frente, no gritó del susto porque había reconocido a Doña Altagracia debajo de la mantilla de encaje de seda negra; solicitó ver a Madame Delphine. - Madame, le suplico que deje asu hija a que vaya a rezar el rosario a mi casa - Erendira sólo escuchaba rumores en la sala de estar mientras comenzaba a bordar - ¿A quién le ira a rezar? - Claudín recogia la mesa - a mi hijo, murió de una manera que... - Se llevo la mano llena de sorpresa cuando comenzaba a llorar doña AltagraciaSe oyó un estrepito de cucharas y quebradero de platos, al igual que el tremendo ¡ay! de Erendira cuando se pinchándose completamente el dedo, manchando el bordado de rosas que regalaria a su novio - dejeme ver que paso, por favor espere no me tardo - cuando al comedor Claudín cuaraba la herida con un pedazo de cebolla - doña Altagracia quiere hablar contigo - ¿Doña Altagracia? ¿No me esta mintiendo, madre? - ¿Pero qué te pasa? - no estoy en condiciones de verla - ve, por favor, hazlo por mí - caminaba pensando y rogando que no fuera él. Al doblar la esquina del pasillo se encontro con un cuadro abrumador: ver sentada en su casa, junto a los geranios, a la muerte y percibir que le decía: "alza tus plegarias al cielo, porque me llevo a Arnulfo", un escalofrío le recorrió en toda la espalda y al no soportar la noticia que le daba la madre de éste, sintió que el mundo se le lejaba y le daba vueltas al recordar la escena de carta, se desmayo.

En la casa de los Hernández los platos sonaban para ocuparse en el velorio, para cargar los panes y el jarro de atole que se serviria al final del rosario.

Ave María Purisíma
Sin pecado concebida (pueblo)

- Bulmaro, si lo conociste no, el hijo de don Gumecindo - sí el que se juntaba con el de don Crecencio - Pues ese. dicen que tuvo algo que ver con la hija de doña... ay como se pronuncia su nombre, porque a mi me suena como a Delfina - la rezandera - la misma. Una vez me lo encontre cuando iba a traer Zacate me dijo que ya se iba a casar muy pronto y no le iba a creer que con quien - ¿A poco? - y nunca me lo dijo, pero se rumoraba que pretendia a la Erendira - Pues a mí me dijo otra cosa , ya ve como era el Bulmaro de burlón anbada diciendo que ya se la había robado y esperaba el día para irle a pedir perdón a su mamá - Y eso cuándo te lo dijo - pues fue un día antes del carnaval que fueron por el zacate él y su padre, pero pobre muchacho nomas fue al campo a encontrar su muerte. Cuando me lo encontre iba yo al molino y lo vi todo triste y ya que le preguntó pues me dice: me pelie con Erendira, dijo que no saliera yo en el carnaval, por aquello de que luego hay heridos o muertos y que no queria irme a rezar a mi velorio, pues yo le dije que sería la viuda de Morales - ¿entonces ya era algo serio, no? - pues quien sabe por lo mismo de que se reia de todo, pero su muerte fue algo raro, porque dice don Gume que cuando estaba segando salieron un monton de palomas que se le fueron encima y lo hicieron echarse para atras y trompesarse con el lazo y cayo con la nuca en las estacas que se dejan del zacate -

1 comentario:

  1. Vas muy bien Lalo echale muchas ganas para que quede muy padre la historia. Si sigues asi me volveré una adicta a tus textos jajajaja.
    atte.
    Mademoiselle Diana
    pd.- me das un buen final ehhh!

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Estudiante de letras que anda por la vida buscando que comer, a veces come sueños, otras rebanadas dulces de luna nueva, probaditas saladas de nieve de los Volcanes y entremeses agridulces de realidad.